Datos Geográficos
En la parroquia existen 7 comunidades rurales dispersas: El Pico, Granadillo, Garrochamba, Santa Fe, Santo Domingo, Sacapianga, San Francisco y los recintos de Polero y La chorrera. En estos espacios se desarrolla un fenómeno distinto a las comunidades antes mencionadas, estos asentamientos han surgido de manera espontánea y son autoconstruidos por los habitantes. La morfología total de las comunidades se ha constituido naturalmente a partir de las decisiones en lo local.
El mayor porcentaje de la población vive en este tipo de asentamientos (de las 506 viviendas existentes en la parroquia solo 73 (14.4%) están en la cabecera parroquial considerada urbana) por ello esta configuración se constituye en una de las más características de la parroquia; las particularidades topográficas, ecológicas, climáticas de cada zona ha permitido ir generando comunidades con cualidades únicas en cuanto a organización y distribución espacial, aspecto que si bien puede ser arbitrario no debe ser confundido con falta de “planificación”, pues las personas poseen el conocimiento instintivo de lo que encaja bien en los entornos que habitan, por la simple experiencia y conocimiento del lugar.
La creación de los modernos asentamientos requiere la superación de un urbanismo de función única y predominio del automóvil.
Es común que la distribución de las viviendas sea a los costados de las vías (principales o secundarias), unas a pequeñas distancias otras distantes; los huertos de las viviendas pueden formar una unidad con la finca de la familia dando lugar a asentamientos con una mayor dispersión. Mientras que en algunos sectores se forman pequeños núcleos densos de viviendas, siguiendo la vía y adaptándose a la topografía (asentamientos rurales medianamente amanzanados).
En definitiva, como se ha podido apreciar, la planificación y organización espacial de los asentamientos humanos de la parroquia muestran algunas deficiencias en cuanto a consideraciones que fomenten la cohesión social y el sentido de lo comunitario. Por ello, para futuras intervenciones, es necesario tomar en cuenta que la apropiada planificación de los centros poblados surge de considerar las necesidades psicológicas y sociales de los individuos a más de las necesidades físicas y materiales; siendo esencial para ello el trabajo conjunto con las personas que habitan en las comunidades, pues son los propios actores los mayores conocedores de su entorno, costumbres y necesidades.